Como las personas, las estrellas nacen,
crecen y mueren. Sus lugares de nacimiento son enormes nubes frías
formadas por gas y polvo, conocidas como 'nebulosas'. Estas nubes
comienzan a encogerse por obra de su propia gravedad.
A medida que una nube pierde tamaño, se fragmenta en grupos más
pequeños. Cada fragmento puede finalmente volverse tan caliente y denso
que se inicia una reacción nuclear. Cuando la temperatura alcanza los
10 millones de grados, el fragmento se convierte en una nueva estrella.
Tras su nacimiento, la mayoría de las nuevas estrellas se encuentra
situada en el centro de un disco plano de gas y polvo. Gran parte del
gas y polvo acaba siendo barrida por la radiación estelar. Sin embargo,
antes de que esto ocurra, pueden formarse planetas alrededor de la
estrella central.
Estrellas aisladas
No todas las estrellas mantienen lazos gravitatorios estables; algunas,
igual que el Sol, viajan solitarias, separándose mucho de la agrupación
estelar en la que se formaron. Estas estrellas aisladas obedecen, tan
solo, al campo gravitatorio global constituido por
la superposición de los campos del total de objetos de la galaxia: agujeros
negros, estrellas, objetos compactos y gas interestelar.
Distribución
estelar
Las estrellas no están distribuidas uniformemente en el Universo,
a pesar de lo que pueda parecer a simple vista, sino agrupadas en galaxias.
Una galaxia espiral típica (como la Vía Láctea) contiene cientos de miles de millones de
estrellas agrupadas, la mayoría, en el estrecho plano galáctico. El cielo nocturno terrestre aparece
homogéneo a simple vista porque sólo es posible observar una región muy
localizada del plano galáctico. Extrapolando de lo observado en la
vecindad del Sistema Solar, se puede decir que la mayor parte de
estrellas se concentran en el disco galáctico
y dentro de éste en una región central, el bulbo galáctico, que se sitúa en la constelación de Sagitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario